Magnus
Óleo sobre papel, 24 x 19 cm.
Magnus posee una belleza evidente y nos cautiva con su intensa mirada. Sin embargo, oculta su rostro tras un tul negro. No como signo de sumisión, sino más bien por cierta reticencia a mostrarse, quizá por vergüenza, quizá por miedo al rechazo o porque le preocupa demasiado el "qué dirán".
La imagen que proyectamos al mundo exterior es solo una fachada, mientras que nuestras inseguridades, dudas y monstruos interiores se esconden tras ella.
En mi opinión, la sociedad moderna presenta una doble fachada: una, basada en nuestra apariencia física y otra (más engañosa), la manifestada a través de las redes sociales.